GENTE / NÉSTOR BRACONE

De las motos, los sueños y la vida

EL EQUILIBRISTA

Los deportistas que practican el motociclismo suelen tener, en general, un sentido del equilibrio extra, para poder trazar las curvas con tan sólo dos puntos de apoyo con el suelo. Además de ostentar un sentido de la consciencia -o la falta de ella- fuera de los cabales normales, al correr muchas veces en inferioridad de condiciones luego de probar el agrio sabor del asfalto y la tierra.

Todas esas características fueron propias de Néstor Reyes Bracone en sus dieciocho años como motociclista, pero también fue y es propietario de un notable sentido de equilibrio para manejarse debajo de la moto. Que lo llevó a construir desde la nada su vida en Paraná, luego de arribar a la misma con sólo una bicicleta y una mochila llena de sueños y proyectos. Por eso, esta entrevista de H&M no se limita a reflejar la trayectoria de uno de los más relevantes motociclistas entrerrianos - junto a Eduardo Chimento o Sergio Grantón-, sino que también plasma en papel las innumerables anécdotas y vivencias de Néstor. Un autentico equilibrista de las motos, de los sueños y de la vida.

Hombres & Máquinas: -Me estabas contando de que sos oriundo de Las Rosas, provincia de Santa Fe.

Néstor Bracone: -Yo soy nativo de Las Rosas, Santa Fe. Recuerdo que cuando tenía unos veinte años manejaba un camión volcador, donde me mandaban siempre a buscar portland a Paraná. Entonces en uno de esos viajes me gustó mucho la ciudad, en una época que todavía no estaba el túnel subfluvial y a veces me tenía que quedar por una semana porque no podía cruzar el río. En uno de esos viajes a Las Rosas, tomé la decisión de radicarme en Paraná. Me subí a mi bicicleta y me largué a la ruta. Todavía conservo esa bicicleta, que tiene una historia bárbara. El cuadro de esa bici lo hice con los caños de un avión que tenía Otaviano Pián -padre de Alfredo Pián-, que se había estrellado en un árbol cercano al pueblo. Entonces, junto a dos amigos, íbamos por las noches y cortábamos los caños del avión que servían, para poder armar tres bicicletas.

H&M: -¿Con esa bicicleta te viniste desde Las Rosas hasta Paraná?

NB: -Sí, exactamente; hice con ella los cerca de 200 kilómetros que la separan de Paraná…

H&M: -En un viaje que se podría catalogar de mochilero…

NB: -Bien de mochilero, tenía diez pesos de aquella época (1957), una mochila y mi bicicleta. Recuerdo que cuando me bajé de la balsa -era el 31 de diciembre de 1957-, me fui a sentar a la costanera. Estaba sólo en pleno año nuevo, mientras que al lado mío estaba un señor de Venado Tuerto (SF), que me preguntó dónde y con quién iba pasar el año nuevo. Yo le dije que no tenía dónde pasar la noche. Puesto que los dos éramos paisanos santafesinos, me invitó a cenar en su casa con su familia; en ese momento nació una gran amistad hasta el día de su fallecimiento.

Luego conseguí trabajo en Rectificaciones “La Unión”, cuando estaban haciendo el Unión Especial para Fórmula Uno. En La Unión también conocí a la que luego seria mi esposa, Elizabeth Yolanda Pannuto, que era la hija de uno de los dueños de la empresa. Así como también tuve la posibilidad de poder armarme mi primera moto de carrera.

H&M: -¿Cómo fue aquel comienzo en el motociclismo?

NB: -Con una moto Ancon preparada por Luis Niemiz, el tío de Pistola, en una carrera corrida alrededor de la plaza de San Benito (ER) en 1959. Recuerdo que llegué al circuito con la moto andando por la ruta, pero en el camino me pasó otra moto –marca Felina- con un señor y una señora tomando mate (Risas).

Lo que pasaba es que me habían acortado la relación de corona y piñón, para que saliera de abajo, porque las rectas no superaban los cien metros de largo. Esa carrera tenía un entrevero de motos bárbaro, que iba desde Alpina 200, la Gilera 200 de “Lito” Chimento y la Ancon que usaba el clásico motor Sachs 98cc.

En la primera curva no doblé, seguí de largo y pasé por encima de un alambre de púas, mientras que la carrera la terminó ganando “Lito” (Chimento) con su Gilera.

H&M: -¿Por qué te inclinaste por el motociclismo?

NB: - Porqué cuando vivía en Las Rosas hacia ciclismo, alrededor de la plaza y en la ruta. Cuando me radiqué en Paraná me compré la primera moto y me largué a correr.

H&M: -¿Cómo siguió la historia?

NB: -Luego me puse mi propio taller de motos y rectificaciones, en el mismo lugar que vivo actualmente, donde además de arreglarlas hacía preparación de motores para karting. Mis vecinos nunca supieron que corría en motos, porque al lado de mi casa había una clínica. Entonces, como las incubadoras para los chicos daban a la pared del taller, no podíamos poner en marcha los motores. Antes de cada carrera, me iba a dormir a eso de las diez de la noche y dejaba el motor semiarmado. Entonces venia mi cuñado, el Ingeniero Armando Pannuto, y terminaba de ensamblarlo durante las noches. Gracias a su trabajo y apoyo, durante mis dieciocho años como deportista, pude correr en el motociclismo. En tanto que al motor, recién lo poníamos en marcha cuando llegábamos a los circuitos. Aunque, eventualmente, salía a tirar la moto en la bajada que da a la fábrica de portland de Paraná.

Recuerdo también que los primeros motores que hice andaban menos que los de calle, ya que limaba todo el día sin tener experiencia ni banco de pruebas. Con esa primera Ancon, con motor Sachs, pude conseguir mi primera victoria. Fue en una carrera en que compartíamos cartel con los Ford T, donde había ganado Argentino Vaccaretti. Mientras que en las motos gané yo, seguido por Eduardo Lito Chimento.

H&M: -¿En cuales otros zonales corriste, además del entrerriano?

NB: -Cuando no había carreras en Entre Ríos, participaba de todas las realizaciones que se hacían en Santa Fe. Corrí en Cañada de Gómez, San Carlos, San Jerónimo y tantos otros pueblos del interior. Esto me llevó a compartir pistas con Chiquito Gatti, Jorge “Nene” Ternengo, René Zanatta, Eric Stieffel o Héctor Zaffrea. Corrí en motos hasta 1977, cuando conseguí los dos campeonatos entrerrianos, de 100 y 200cc en el mismo año. Me retiré porque venía la manada de jóvenes, encabezados por Gualberto Guerra, y me dediqué a elaborar autos de carrera. Hacía el motor completo del auto de Rubito Lugón, para la Fórmula 2.

H&M: -También tuviste activa participación a nivel nacional…

NB: -En mis últimos años, 1975 a 1976, como motociclista corrí en el Cabalén y en el Martín Miguel de Guemes de Salta. Pero la verdad es que ese motociclismo no era para mí, en función de los altos costos que demandaba viajar constantemente.


H&M: -En esas carreras corriste en equipo con Guillermo Kissling…

NB: -Claro, porque en mis últimos años use motores RK, hechos por Rivera y Kissling. Entonces, como siempre iba a Buenos Aires a comprar algún elemento para el mismo, nació una amistad muy grande con Raúl y Guillermo (Kissling). En esa carrera que participé en Salta, lo hice en equipo con Guillermo. Recuerdo que al momento de largar, mi moto no arrancó porque se había llenado de agua el cilindro; mientras que Willy ganó la carrera final. Ese circuito daba cosa, porque lo transitábamos con la cola del avión incluida y unos piedrones de cerca de dos metros de diámetro, a cada lado de la pista. Además esas RK andaban pisando los 170 kph, con sólo 175 cm3 de cilindrada y cilindros refrigerados por agua.

H&M: -¿Cuál fue el accidente más grande que tuviste con una moto?

NB: -El palo más grande lo tuve también en Paraná, en una carrera en que se me cortó la cadena primaria de la RK. Recuerdo que se me plantó el motor, luego de cortarse la cadena, clavándose la rueda trasera. La venía trayendo bien, pero al llegar al curvón se me agujereó la rueda por el esfuerzo y por ser original de calle. Me lastimé y me raspé bastante, pero nada más.

H&M: -¿Cómo era eso que te miraban medio de soslayo, en el zonal santafesino, cuando llegabas a correr con gomas con tacos?

NB: -Me miraban así porque con esas cubiertas les rompía todo el circuito. Recuerdo que Norberto (Gatti) me decía: “Ché loco, sacale esas gomas que nos cagás a ladrillazos”.

Además la RK tiraba mucho y al traccionar arrancaba pedacitos del piso. Era una cubierta alemana, marca Continental, que había conseguido y con la que me cansé de correr. Después este tipo de gomas se empezó a usar masivamente en el CAM.

Mirá, de esa etapa guardo grandes recuerdos y amigos. Como aquella vez que estabamos corriendo una carrera nocturna en San Carlos, que seguramente algún seguidor del motociclismo se va a acordar al leer esta nota, donde se apagó el tractor que nos daba la luz. Justo en el momento de largar una final se paró el tractor y quedamos a oscuras, de los 28 H&M que largamos ninguno pudo doblar en la primera curva. Yo me caí en un pozo que servia de desagüe, mientras que arriba mío se apilaron tres o cuatros más (Risas).

H&M: -Debido a tu experiencia en el motociclismo, ¿creés que al público le interesa el motociclismo de pista?

NB: -Ahora solo existe el CAM, que siempre juntó multitudes en todos los pueblos de Santa Fe. A la gente de la zona le gusta el motociclismo, pero no hay dirigentes capaces. Fíjate que en la actualidad se han vendido más de 500.000 motos de 110cc, entonces los gurises tienen ganas de correr pero no hay gente para manejarlos. Esto siempre lo converso con Orlando Lanche, sobre la posibilidad de realizar un óvalo dentro del predio del CVE; pero coincidimos en que no hay gente capaz de manejarlos.

H&M: -¿Qué te gustó más, ser piloto de motos o preparador?

NB: -A mí… (N de R: hace silencio unos instantes, buscando las palabras justas) No te voy a decir que era un piloto de motos de primera línea, porque había muchos muchachos que iban fuerte. El mejor recuerdo lo tengo de las motos, por los siete campeonatos obtenidos, los cuatrocientos trofeos conseguidos y por haber hecho casi toda la trayectoria con motores propios. Recién en la última etapa les compré motores a los Kissling.

H&M:- La última que te hago, teniendo en cuenta tus años como motociclista y la aventura de haberte venido a hacer tu vida a Paraná... ¿dónde es más difícil hacer equilibrio para no patinar, en la vida o arriba de una moto?

NB: -En la vida, en la vida, tenés que andar derecho. Esa conducta, al final, te da sus recompensas; el hecho de tener una buena familia y que nadie te pueda señalar con el dedo.

No podes dedicarle todo el tiempo al motociclismo, pero sí a tu vida; eso es lo principal.

El dato

Néstor Reyes Braccone nació en Las Rosas (SF), el 6 de enero de 1933. Tiene dos hijas de su matrimonio con su compañera Elizabeth, que dejó este mundo hace cinco años. Acredita en su palmarés deportivo la obtención de siete campeonatos entrerrianos de motociclismo, tres en los 100cc y cuatro en 200. Participó de las dos ruedas hasta 1979 y es dirigente del Club de Volantes Entrerrianos desde 1969.

Se empezó a estirar…

Hay una historia sobre Néstor Bracone que sobrevuela siempre por las sobremesas del Club de Volantes Entrerrianos, la que sin pedir permiso se mete en la entrevista a la misma velocidad con que Bracone lidiaba en pista con Zanatta, Zaffrea o Chiquito Gatti.

H&M: -¿Cómo fue eso que una vez la mitad de tu moto dobló antes que vos en la olla?...

NB: -Fue en una carrera que llevó a cabo Drunday, en el autódromo de Paraná, en 1973 ó 74. Vos no lo conociste, pero Drunday era un militar retirado que se dedicaba a organizar y fiscalizar los eventos del motociclismo. Aquel día corrimos en una especie de óvalo de 900 metros, que comprendía la olla, parte de la recta principal y una curva de tierra que pasaba por detrás de donde estamos instalados charlando, es decir en el lugar que actualmente ocupa la sede social del CVE.

Largaba la carrera, en la categoría de 100cc, donde venía ganando con una Tehuelche con motor RF. Pero cuando faltaba poco para el final, noto que la moto se empieza a estirar cuando transitaba por el medio de la olla (Risas), hasta que se me quebró el cuadro. Me revolqué de espalda y pasé del otro lado del guald-rail, porque en esa época todavía no estaba el muro, cayendo sobre unos cardos y ortigas. Por suerte yo usaba un buen buzo de cuero, pero igual me dolía todo el cuerpo. Resulta que media hora después del accidente, se corría la final de las motos de 200cc, en la que largué -a pesar de los golpes-, con la RK desde la sexta fila. No se qué le habían tocado los vagos a la moto, porque cada vuelta pasaba a mas de uno por afuera en la olla. En definitiva, pude ganarle la carrera a cinco o seis porteños que habían venido a participar. Fue una cosa de locos, de esas que hacés cuando joven, porque no podía subir al podio de lo dolorido que estaba.



Guillermo Kissling, el Ingeniero de Olivos

Los amigos valen más que todos los podios

Guillermo Kissling: -Lo conocí a Néstor (Bracone) porque mi grupo familiar fabricaba la famosa Zanella RK. La cual era corrida por mucha gente, donde especialmente en la zona de Entre Ríos la usaban Bracone y Lito Chimento. Ahí empieza la relación, a pesar que hay una diferencia de edad muy grande con él. Recuerdo que yo recién empezaba a correr, cuando él se estaba retirando. Después nos cruzamos por el país gracias a las carreras, a raíz de todo eso quedó una amistad muy grande. La cual revive continuamente, en cada presencia mía en Paraná con los distintos equipos de TC y TC 2000 con los que voy allí. Cuando corría, en la Fórmula 2 Codasur, parábamos en su casa y hacíamos trabajos en su tallercito.

Hombres & Máquinas: -Me decía Néstor que ustedes tenían un mecánico, un poco gordito, que se tiraba debajo del auto para cambiarle los remaches del piso. ¿Cómo era eso que le colgaban el Berta del techo del taller para hacer esa tarea?

GK: -No recuerdo mucho porque han pasado tantas cosas, pero ahora que me decís se me viene a la memoria la figura del gordo Fausto. Se tiraba abajo del Berta, mientras estaba colgado del techo del taller de Néstor, para remplazar los remaches del piso que se desgastaban mucho en Paraná. Dentro de las cosas que han quedado de ese automovilismo, fue la cosecha de amigos a lo largo de todo el país. Que, en un medio tan fuerte y competitivo como el actual, son los recuerdos y anécdotas más lindas de todas. Este año llevo conseguidos doce podios en lo que va del año, siendo un record total, entre los autos del JP Racing y los Renault de TC 2000, con los cuatro pilotos que tengo. O sea: Fontana, Silva, Ortelli y Matías Rossi. Pero todo eso no alcanza a equipar a la cosecha de amigos hechos a lo largo de todo el país. (N de R: trece al momento de salir H&M, entre TC y TC 2000. Nunca un auto hecho por Kissling estuvo ausente de algún podio).

MARCELO ECHAYRE - Paraná, junio 2008